Camino de Oporto (II Parte)


Ya de vuelta, bajamos a conocer la Venecia Portuguesa, y sinceramente, con ese nombre uno se espera algo mas de Aveiro, aun así una encantadora y turística ciudad atravesada por un canal repleto de góndolas y gondoleros reclamando pasear a los turistas. Intentamos comer en la marisquería Maré Cheia pero resulto imposible, no hay billetes. Igual de difícil resulto encontrar una casa tradicional sin la pegatina de Trip Advisor en la puerta, pero un básico cartel con una preciosa frase en la puerta de un garito nos llamo la atención "Sala de Jantar", Casa Necas. Nos asomamos y encontramos una barra repleta de lugareños con un comedor al fondo limpio como la patena y como únicos comensales la camarera y las dos cocineras trincandose un guiso de bacalao. Les fastidiamos el postre y se pusieron en marcha a atendernos cariñosamente.

Tomamos lo que había, los enanos una tierna ternera guisada con arroz y patatas, nosotros una estupenda bandeja de bacalao con garbanzos acompañada de un machado de cebolla y cilantro, botella de aceite el Gallo plantada en la mesa para regarlo al gusto, otra ración de una triste merluza cocida sobre una base de espinacas de igual tristeza y algo mejor el nivel de la dorada. El vino muy acorde con la comida y el lugar, el clásico vinho verde de Casal Garcia (no muy lejos de la joya del primer dia). No se puede pedir mas ni estar mejor atendidos por cincuenta y pocos euros cuatro personas y tres enanos.
El postre lo tomamos en la cafetería Gelatos de Portugal, donde ademas de buenos helados probamos los famosos Ovos Molhes de Aveiro, muy ricos pero  me quedo con nuestras yemas.

Coimbra es otra de esas ciudades que te conquista, pura historia del país vecino y su capital entre los años 1131-1255, cuenta ademas con la primera Universidad de Portugal, una de las mas antiguas de Europa espectacularmente integrada en su parte alta. Su ambiente universitario llena su centro histórico de encantadoras tabernas donde disfrutar de un buen vino. Mal día el Lunes para cenar, casi todo fechado, me quede con las ganas de disfrutar del Ze Manuel, una singular tasca situada en un callejón de metro y medio con una buena brasa y guisos caseros. Acabamos saliendo del paso tomando unos bocatas de bifana en el cafe Montanha, el único garito abierto para descansar lo gemelos de tantas cuestas.


Curiosamente uno de sus atractivos turísticos desde 1940 es Portugal dos Pequenitos, no tenia yo mucho interés en su visita, pero ya saben que los enanos mandan y tengo que reconocer que es un paseo delicioso por la historia de Portugal a pequeña escala.
Justo enfrente me agrado encontrar un restaurante llamado Varzea Ibérica donde curiosamente el protagonista era el Presunto de Maldonado.


Ya acercándonos a Badajoz y cayendo el diluvio universal, parada en Portalegre donde de nuevo tuvimos la mala suerte de encontrar el clásico O Poeiras fechado. Acabamos en uno de esos sitios de corte moderno (que en Portugal también los hay) llamado Nunos que nos saco del apuro con pizzas, hamburguesas, sandwiches..., lo mas decente…una linguiça con torreznos.

Una pena gastronómica este regreso, tendremos que arreglarlo pronto.  

Camino de Oporto (Iª Parte)


Etiquetaremos como escapadas estas nuevas entradas del Blog, y como no podía ser de otra forma para un pacense, comenzamos por mi ultima incursión en nuestra querida Portugal, camino de Oporto.

La primera parada es obligada por dos cosas, comerse un leitao asado en alguno de los numerosos restaurantes especializados de Mealhada, y rebajarlo dando un paseo por el espectacular bosque de Buçaco.
Elegimos uno de los clásicos, Pedro dos Leitoes, un autentico comedero, muy bien montado, pero comedero, con una estupenda carta de vinos donde destacan los "espumantes" que es lo que mandaba en las mesas vecinas, y como donde fueres haz lo que vieres, pedimos un Terras do Demo que resultó absolutamente infumable, los compañeros de viaje no disfrutaron del vino pero si del cachondeo que me montaron el resto de la excursión (riesgos que asume todo "fudi" de provincias), buen queso fresco con estupendo pan, solo correctas las empanadillas de leitao, y un riquísimo cochinillo bien trinchado de tierna carne y una piel bien tostada curiosamente mas ligera que la que acostumbramos por aquí, buena ensalada y patatas fritas de acompañamiento, postres correctos, algo lento el servicio, y menos mal que llegamos temprano porque la cola me recordó a la de nuestro Cristo de Elvas.


Me avergüenza no haber conocido hasta hoy el Bosque de Buçaco y su maravilloso palacio, cuatrocientas hectáreas repletas de hermosos senderos, cercada por los monjes Carmelitas en el siglo XVII y repleta de imponentes arboles y flora traída de todo el mundo. Rematado por un palacio construido en 1888 por los últimos reyes de Portugal hoy convertido en un Hotel de ensueño, forman uno de los conjuntos paisajisticos mas hermosos que he conocido. Volveré. http://www.bussacopalace.com

Y no voy a darles la chapa con Oporto, me ha parecido la ciudad mas imponente y con mas esencia de Portugal, bien recomendado como siempre por el amigo @ladespensadejac, bajamos a la preciosa Ribeira a comer en Chez Lapin, preciosa y autentica casa de comidas con mucho encanto pero algo apretado para ir con enanos, menos mal tiene un buen velador y pese al tiempo revuelto comimos en una mesa bajo los preciosos arcos que forman sus históricos soportales.


Comenzamos con dos versiones de buen bacalao, a la brasa y con nata. Continuamos con otra especialidad de la casa, el pulpo, si nos llevamos una sorpresa con el delicioso y tierno rebozado, el ao forno resulto espectacular de textura y sabor. Bien la lubina y deliciosas como siempre las patatas de acompañamiento, correctos postres y carta de vinos algo triste, solo tenia una marca de Oporto, Porto Cruz, pero era la bodega que pagaba con su publicidad el montaje del velador y claro..., buen blanco y pobre el Twany, error por su parte dejarnos las botellas en mesa... que tuvieron el detalle de no cobrar mas que un par de copas. Buen precio y estupendo servicio.


El Café Majestic no es solo una cafetería, es pura esencia de la Belle Epoque portuense, todo elegancia, buen gusto y exquisita atención. Después de años difíciles e incluso de cierre, ha recuperado ese cetro de la vida social y cultural de la ciudad que fue en los años veinte del siglo pasado. Ademas de cafe, tiene en su carta buenos almuerzos y sobre todo deliciosa carta de tartas y pasteles maridados con buena selección de Oportos.


Camino de vuelta, sensaciones de que en dos días no he visto casi nada de esta gran ciudad, no tardare en volver a visitarla, pero a ser posible sin crianças.